viernes, 29 de julio de 2011

El árbol muerto


Un árbol yace, de pie, muerto, al borde de un camino de tierra y polvo.
Iskander se acerca, le da una patada que suena como un crujido.
Le espera un largo, larguísimo camino, pero la visión de ese árbol,
su retorcido ascenso interrumpido, le conmueve misteriosamente.
Todos somos árboles, y este lo siento como parte de mi.
La vida dura lo que debe durar, pero la visión de lo que seremos
es demasiado desgarradora.
Aparta la vista para continuar su travesía.
Nunca más volverá a ver el árbol muerto, solitario,
en medio de la llanura reseca, infinita y abatida,
como por un conjuro inmemorial, por el viento.
Sin embargo, jamás lo olvidará en su mente y en su alma.