jueves, 28 de mayo de 2009

La sombra, un acero acechante

La sombra, un acero acechante,
la mirada afilada, de fondo un mar turbulento,
olas de magma incandescente,
leviatán insaciado,
cuerda de piano tensada en extremo,
calurosa puñalada en una tarde veraniega,
agua en torrente,
desatada, loca y peligrosa,
saqueo del poblado,
incendio lejano que se aproxima,
ceniza en el aire y en la piel,
salvaje azote del viento,
canal de las venas anegado,
todo dentro de un torbellino,
girando y mezclándose,
en un ambiente saturado de gotas
de rocío o de sudor.
El calambre traspasa el cielo velado,
la tormenta cierne su rostro congestionado
e iracundo.
Me siento vacío y exhausto.

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