miércoles, 3 de junio de 2009

Trabajo, trabajo, y algo de la Feria

Me ha gustado una frase de Napoleón que he oído hoy en la radio: "Reconquistar un terreno perdido es posible, pero no es posible recuperar el tiempo perdido". Bueno, creo que no es la cita literal, pero esa es la idea. Ahora que estoy hasta arriba de trabajo atrasado por culpa de una mala organización (o negligencia) de los "de arriba", esta frase me viene que ni pintada.

También el haber estado este fin de semana trabajando en la Feria del Libro de Madrid me ha echo reflexionar sobre un tema. Como me tocó atender la parte de literatura infantil y juvenil, me di cuenta de que las etiquetas y las convenciones pueden llegar muy lejos. Me encantó tratar con padres y niños, se hizo muy interesante y, por qué no, divertido, pero me chocó un poco un detalle. Yo no sé mucho de niños ni de pediatría ni demás temas adyacentes, pero me parece un poco exagerado el que la lectura de los niños se divida tan tajantemente por edades. Me explico: Imagino que es cierto, y no lo voy a contradecir, que en los niñ@s, de un año para otro, hay diferencias de capacidad intelectual y de conocimientos, por lo que los libros se dividen en edades (bebés hasta los 2 años, de 3 a 5 años, etc.,o la diferenciación que se haga). Pero eso no es óbice para que si a un niñ@ le atrae algo que quizá está por encima de sus capacidades, se le niegue tajantemente. Creo que si algo le atrae pero no es de "su edad", quizá sea beneficioso a la hora de estimularle. Puede que ahora no lo llegue a entender, puede que se le escapen los conceptos principales del libro o del material que sea, pero para eso están los padres, para que estimulen su inteligencia, su imaginación. Si el niñ@ no va a entender algo porque es para "más mayores", los padres le pueden leer el libro o el cuento o lo que sea, y se lo pueden adaptar, se lo pueden ir explicando, pueden ver hasta qué punto el niño llega a entenderlo o no, etc.

En fin, se me caía el alma al suelo al ver la cara que se le ponía a algún niñ@ que quería tal o cual libro y que delante de ellos padres y dependientes de la caseta les decían que no eran mayores suficientes para entenderlo. "Cuando seas más mayor te lo compro", o "al año que viene que ya tendrás esa edad te lo compraré". Quizá sólo se trate de una cuestión de dinero y los padres ponen esa excusa para no comprarles lo que piden, que no digo que no, pero esas caritas mirando hacia arriba a los rostros de los mayores me dio un poco de tristeza. Me hizo sentir que al niñ@ se le estaba privando en cierta manera de poder satisfacer una curiosidad que creo que solo puede ser beneficiosa.

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